sábado, 6 de junio de 2009

En la doliente soledad

Aquí estoy, desnuda sobre las sábanas solitariasde esta cama donde te deseo. Veo mi cuerpo,liso y rosado en el espejo,mi cuerpo que fue ávido territorio de tus besos;este cuerpo lleno de recuerdos de tu desbordada pasións obre el que peleaste sudorosas batallas en largas noches de quejidos y risas y ruidos de mis cuevas interiores. Veo mis pechosque acomodabas sonriendoen la palma de tu mano que apretabas como pájaros pequeños en tus jaulas de cinco barrotes mientras una flor se me encendía y paraba su dura corola contra tu carne dulce. Veo mis piernas, largas y lentas conocedoras de tus caricias,que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes para abrirte el sendero de la perdición hacia mi mismo centro,y la suave vegetación del monte donde urdiste sordos combates coronados de gozo,anunciados por descargas de fusilerías y truenos primitivos. Me veo y no me estoy viendo, es un espejo de vos el que se extiende doliente sobre esta soledad de domingo,un espejo rosado, un molde hueco buscando su otro hemisferio. Llueve copiosamente sobre mi cara y sólo pienso en tu lejano amor mientras cobijo con todas mis fuerzas la esperanza.

Gioconda Belli.

1 comentario:

carmen jiménez dijo...

Me recordó a un pomea de Gioconda Belli. Enhorabuena por este bello poema que retuerce la piel a jirones.
Un placer conocer tus versos.

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